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Josefa Iskándara

Malabarista y especialista en malabarismo funcional

"En La Cuerda me confirmó el impacto social del circo"

Josefa era una joven particular, independiente y muy curiosa. A sus 20 años ya había viajado vendiendo artesanías y así, por esa búsqueda de asombro, empezó su gran viaje en busca del circo. Oriunda de la Región de Valparaíso, tomó su mochila y se fue a dedo a Iquique, donde le contaron que había una escuela gratuita de artes circenses.

En 2007, comenzó a entrenar en el galpón de En La Cuerda, en Alto Hospicio, mientras alternaba trabajando con el swig en los semáforos, para experimentar con seminarios de meditación. En esa época descubrió su pasión por el circo. 

“Tenía mucha dificultad para hacer los ejercicios. Sin embargo, Pancho y Kanatrán siempre me incentivaron”, comenta. A pesar de haber empezado “tarde” en el circo, persistió y encontró en En La Cuerda las bases de su desarrollo como artista.

“ELC me confirmó el impacto social del circo, que es brindarle a alguien herramientas para la vida, que pueda escapar de círculos negativos. El circo te da, más allá de lo físico, autosuperación, autoconocimiento y resiliencia” y recuerda que en el galpón todos tenían cabida, desde los niños de la pobla hasta una viajera hippie como ella.

Josefa pasó de alumna a amiga de sus maestros, Pancho y Kanatrán, a quienes admira profundamente. Luego, emprendió vuelo y fue sumando habilidades y disciplinas, de la tela pasó a los malabares y desarrolló un espectáculo en monociclo y con sombreros que mostró en distintas convenciones de circo en Latinoamérica. Pasó por Perú, Colombia y Ecuador, luego se asentó en Sao Paulo, Brasil, donde formó la compañía Las Martas. Desde 2014 es parte de la organización de la Convención de Circo de Paraguay y, en 2019 fue rostro de CIMAC, donde conoció la técnica Quat Props, en un seminario con su creador Craig Quat.

Así fue como terminó trabajando en el equipo de Quat Props, viajando y entrenándose para dictar seminarios, incluso tradujo el libro “Malabarismo funcional” al español, durante la pandemia. Hoy, esta experta en malabarismo terapéutico recuerda las enseñanzas de su primera escuela: “En ELC aprendí la importancia de socializar la información. En Chile existe mucho egoísmo con los trucos. Mi consigna es lo contrario, me costó 3 años aprenderlo y te lo enseño en 30 minutos”.